Mujeres y Sexualidad - La importancia de ser un cuerpo

En la entrada anterior -¿Cómo creemos que debería ser el sexo?- hablaba de las convicciones que tenemos en materia de sexualidad y de la importancia de poner un foco detector sobre ellas, lo que me permite cuestionarlas y separarlas de mi “yo”.

Una vez hemos hecho ese paso nos encontramos con el Y ahora, ¿qué?

Ahora, ¿qué? ¿Me convenzo de lo contrario? ¿Me busco otra opinión que sea mejor que la anterior?

Si necesito convencerme o buscar otra opinión, es que todavía tengo esa convicción.

Muchas creencias “se disuelven” a través del simple acto de exponerlas, pero no todas. Algunas de ellas están tan incrustadas en nuestras células que se han convertido en una experiencia física. Nuestro cuerpo está programado para responder a esa regla u orden. Si yo creo que necesito a un hombre –o pareja- para estar “completa” (porque generaciones de mujeres lo han creído así) puede ser que al reconocerlo intelectualmente, deje de creerlo. Pero normalmente lo que sucede es que mi inteligencia me dice que eso no es así, pero sigo sintiendo el impulso de “ir a la caza”, o de retener a mi pareja aunque tenga enormes dudas, o de sentirme miserable porque estoy sola, o de compadecer a mis amigas solteras.

Ese impulso es la programación en mi cuerpo. Dejar de creer algo quiere decir dejar de creerlo en mi mente y en mi cuerpo. Significa salir de estos procesos mentales y estar en la realidad y en el ahora, donde no hay creencias porque todo es fresco. En mi cuerpo está mi sensualidad, mi sexualidad, mi suavidad, mi fortaleza, mi conciencia de ser, del otro y del espacio. Queremos quitarle poder a esa parte de nuestra mente que nos dirige y controla y dirigir nuestra atención hacia nuestro cuerpo que es nuestro presente.